lunes, 12 de febrero de 2018

Intereses Restringidos


Ya hace mucho tiempo escuché por primera vez la frase: intereses restringidos en las personas con TEA. Es un poco difícil de entender que una persona pueda tener en su haber uno, dos o tres temas en lo que se vuelva un especialista a tan corta edad. 

Aunque la doctora Wing lo había nombrado como una de las grandes características de una persona con autismo, es difícil de comprender cómo la mente humana en tan poco tiempo puede ir sacando las piedras del camino con tanta precisión para saber qué es lo que le puede apasionar. Es cuando se comprende con humildad que más que una característica que los defina termina siendo un súper poder que los destaca. Se vuelve una genialidad que los lleva a posicionarse a la altura de Einstein o Da Vinci. 

Podríamos afirmar que el cerebro de estas personas actúa ante un tema en especial con el input del primer momento cuando la información del exterior llega al centro nervioso y empieza su proceso. Este input es la llave para transportar la información de una neurona a otra, es decir, el primer momento cuando la fuerza y la intensidad del estímulo determina que esa información llegue de manera correcta para empezar el proceso de la información. Ese milésimo de segundo en que se enciende la pasión. Es el arranque para continuar el camino con que llega ese estímulo. Es como la motivación para realizar algo. La gran diferencia es que ese momento se convierte en el mismo proceso, porque ese “input” no decae, se mantiene, se convierte en una “obsesión” que perdura, llevando a esta persona a ser un especialista de algo en concreto: dinosaurios, plantas, países, historia romana, autos, fútbol, súper héroes, física, números, canto, instrumentos, planetas, etcéteras. 

Me pregunto si nosotros, los llamados neurotípicos, no envidiamos este súper poder. El poder apasionarnos por nuestra profesión, nuestro trabajo diario. ¿No sería genial poder definir desde pequeños qué queremos ser de grandes? Ellos lo saben desde pequeños, saben a qué se quieren dedicar, lo descubren antes y lo mantienen, en vez de pensar que es una dificultad que le pesará el resto de su vida. 

Podemos “voltear la torta” y convertir esta dificultad en el mayor de los potenciales, ahondar y reorientar el interés restringido para que se convierta en su arma de trabajo, para abrir nuevas puertas, para llevarlo a nuevos conocimientos. Sería muy interesante que observemos cuáles son los intereses restringidos de nuestros hijos para poder ayudarlos a que se vuelvan genios en eso mismo. 

Mirela Alfaro O. 
Presidente - Director
Siempre Amancer